Tras saber que iban a editar mi novela de El Destructor de
Mundos entré en una especie de fase apática en la que sabía que quería escribir
y estaba muy ilusionado con la publicación, pero no aparecía ninguna palabra.
En aquella época me dediqué a devorar libros y, sobre todo, blog hablando sobre
la escritura: cómo plantear una trama, cómo estructurar una novela, cómo
escribir, cómo describir, cómo hacer los personajes reales. Algunas cosas eran
buenas, algunas eran mediocres y otras se podían resumir en un sencillo: «págame
y me leo tu libro», pero, en el fondo, ninguna me sacaba del problema, aunque
reconozco que aprendí cosas. La solución vino de una frase, que no recuerdo dónde
leí (lo siento) que de forma aproximada decía: «si quieres escribir, escribe» y
que se podría explicar mejor diciendo: «si realmente quisieras escribir, no
estarías leyendo esto».
Fue una colleja de padre bien dada. Y el caso es que yo ya
lo sabía, pero lo había olvidado. Si realmente quieres escribir, te tienes que
poner delante de la mesa y hacer algo relacionado con la escritura de la
novela, cuento, guión o lo que tengas entre manos. Debes planteártelo como un
trabajo, como un profesional, como algo que es mejor hacer todos los días.